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Isidoro Cañones
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Algunos diran ¿que tiene que ver esto con Turf? y a eso se le responde que en la epoca de ¨Una Pila de Vida¨ principalmente,  los Turf eran considerados los Isidoro Cañones del Rock Argentino. Y aparte porque a mi me gustan sus historiestas!


La historia de el personaje que quebró la barrera del tiempo, sin perder el pelo ni las mañas.  
Isidoro Cañones fue un personaje de historieta creado por Dante Quinterno, y puede considerarse que era un auténtico "Play-Boy".
Aficionado a la vida fácil, a las carreras de caballos, a los autos deportivos y a su inseparable "Scotch", que lo acompañaba diariamente, Isidoro era un fiel representante del típico "chanta porteño".
Generalmente con polera negra, saco cruzado, mocasines relucientes, pelo a la gomina, y un vaso de whisky para entonarse, Isidoro iba de fiesta en fiesta buscando diversión y viviendo la vida a su manera.
Isidoro Cañones saldrá a festejar cualquier asunto que sea de su agrado.  
Dicen que no importa la edad cuando el espíritu es joven, y parece que es verdad, porque el Isidoro de hoy casi que es el mismo de siempre.
Del mismo modo en que el Patoruzú encarnaba todas las virtudes humanas casi hasta el aburrimiento, Isidoro se reservó para si una gran cuota de verosimilitud y realismo al recrear el prototipo del hombre de la noche de la década del cuarenta. Se puede decir que Isidoro fue la contracara de la otra famosa historieta creada por Quinterno (Patoruzú).  
La trama da las historietas son simples: Isidoro, que vive con su tío, el Coronel Urbano Cañones (imágen de la derecha), lleva una vida de Play-Boy muy alejada de las heroicas andanzas de Patoruzú. Isidoro intenta vivir sin trabajar y darse todos los gustos que quiera a través de la riqueza de su tío, que no logra hacerlo sentar cabeza.
Isidoro Cañones encarnó al hombre de la noche en la década del '40 y '50.  
Isidoro era el galán atrevido y el trasnochador que le huye al trabajo.
Desde el momento en que comienza sus propias aventuras (en la revista de Patoruzú) Isidoro presenta historias totalmente ajenas a las del héroe sureño.
La forma de vivir de Isidoro representaba a todo un sector del país que sin ser de la elite económica vivía y conocía el Buenos Aires nocturno y disfrutaba de las fiestas de la alta sociedad.
Para quienes no accedían a las boites y al jet-set, Isidoro era una forma de vivir y conocer el Buenos Aires nocturno. Todavía era necesario vestir esmoquin y moñito para entrar en las fiestas de la alta sociedad.
Tomás Sanz, dibujante y director de la revista Humor, recuerda su relación con el personaje: "Cuando lo conocí era muy pibe y yo podía imaginarme cómo era ese mundo a través de dos cosas: el tango e Isidoro".
Mar del Plata, con sus exclusivas boites forradas de leopardo, era la Meca; el lugar obligado para cualquier cajetilla que gustase cambiar de paisaje de vez en vez. Y para Isidoro era el horizonte perfecto para un fin de semana salvaje.  
Sin embargo, aún no había vivido sus más apasionantes aventuras. 
Isidoro comenzó a zafarse en 1968 cuando Faruk se incorporó al equipo de guionistas donde ya trabajaba Mariano Juliá. Juntos pensaron cómo convencer a Quinterno de que Isidoro necesitaba ampliar sus horizontes, abrir las fronteras y lanzarse a conquistar el mundo entero. Además, el play-boy debía conseguir una compañera que lo secundara en sus estafas y negociados.  
Aunque Faruk recuerda especialmente lo difícil que fue persuadir al dibujante, no pasó mucho tiempo antes de que el camino de Isidoro se cruzara con el de Cachorra, en pleno viaje a Mar del Plata, ciudad en la que nuestro play boy ha pasado noches inolvidables, asomado alguna que otra vez por la playa con gafas oscuras.
Años más, años menos, jamás prescindió de su polera y de su saco cruzado de anchas solapas a rayas, a cuadros, o de sus correctos breeches cuando había que pasar una temporada en la estancia del Coronel.
El pelo engominado sin embargo permaneció incorruptible.
Los viajes a Mónaco, París, Londres, Nueva York, Roma, Montecarlo comenzaron a ser moneda corriente en la vida de Isidoro, que además ya había dejado en el pasado el esmoquin y vestía sacos sport, solapas anchas y, a veces, hasta se animaba a los jeans.  
Cachorra Bazooka:
Esta preciosa, fina y estilizada rubia, de buen cuerpo, lindos ojos y atractiva sonrisa, supo ser la princesa, si no la reina, de la década del '70. Experta en joda, transas y seducción, supo ser la amigovia inseparable de Isidoro Cañones, capaz de seguirle el ritmo al incansable playboy y hasta de ejercer sobre el inflexible tío de éste un control que el propio Isidoro jamás logró. Siempre a la moda, Cachorra era la versión femenina de Isidoro, pero con una diferencia: llevaba una doble vida; se comportaba como una dama frente al coronel Urbano Cañones, el severo tío del playboy, pero se sumaba a cuanta estafa emprendía su amigo. Llevaba una piel de cordero adorable para engatusar a todos los mayores.